martes, 28 de octubre de 2014

TIENE UNA CAÍDA DE MÁS DE 100 METROS

Gujuli, una cascada de leyenda




Texto: Oihana Eraso
Fotos: Iker Eraso.

Euskadi es tierra de leyendas. La formación de muchas de las cuevas, rocas, montañas e incluso ríos, se les atribuye a seres mitológicos de un solo ojo, sirenas con pies de pato o mujeres que vuelan atravesando los cielos.




Esto mismo es lo que le sucede a la cascada de Gujuli o Goiuri, en euskera. Sobre la creación de esta hermosa cascada la cual se encuentra en un espectacular paraje natural de hayedos, nos habla una leyenda que trata sobre una hermosa y presumida ninfa y su espejo mágico.










La cascada se encuentra en el municipio de Urcabustaiz dentro de la Cuadrilla de Zuya en la provincia de Álava. Tiene una caída de mas de 100 metros de altura.  Este arroyo, el Oiardo, es afluente del río Altube, que a su vez desemboca en el río Nervión, más conocido como la ría de Bilbao.
La mejor época para contemplar la cascada es primavera y otoño puesto que en verano apenas tiene caudal.



Cuenta la leyenda que en Gujuli vivía un hombre al que sus padres llamaron Urjauzi (cascada) porque era muy llorón. Un día que paseaba junto al río descubrió una bella mujer bañándose en las aguas. La chica, Baigorri, en realidad era una lamia (ninfa, bruja de la mitología vasca) que mirando el espejo mágico pidió un peine de oro y al momento lo tuvo en sus manos. 
Al ver lo sucedido Urjauzi en un descuido cogió el espejo y salió corriendo, desde entonces lo utilizo para convertirse en el hombre más rico pero también en el más avaricioso. Una tarde mientras dormía debajo de un haya a la orilla del río Oiardo le desperto la voz de Baigorri preguntando: ¿Como te llamas?, Urjauzi respondió.
 
Baigorri tenía en sus manos el espejo en el que Urjauzi se veía reflejado mientras pronunciaba su nombre, corrió hacia el barranco y lloro, lloro y lloro hasta que sus lágrimas se convirtieron en un charco. El charco se convirtió en río y se deslizo por el barranco a partir de entonces nadie supo más del hombre. Cuentan que en invierno cuando la cascada viene llena de agua se oye el llanto de una persona. 






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