martes, 28 de octubre de 2014

ESTA SITUADO A MÁS DE 800 METROS

Viajamos a la Arboleda, el hierro que de aquí se extrajo fue en gran parte el responsable de la expansión de Bilbao.


Hoy día el resultado de aquella explosión económica es un paisaje transformado y retorcido por el hombre, las antiguas minas situadas en Trapagaran son embalses artificiales rodeados de un entorno verde increíble!

                                                                                                                    
Ftos: Iker Eraso.
Texto: Oihana Eraso

Para subir a La Arboleda se puede utilizar un antiguo funicular que data de 1926 y que servía para transportar el hierro hasta las refinerías, sin duda todo un viaje por el tiempo, o también lo podemos hacer a través de una carretera serpenteante, que nos regala panorámicas del Abra, la desembocadura del rio Nervión hasta el mar Cantábrico, como estas.







Las antiguas heridas que los mineros realizaron a la tierra para extraer el apreciado hierro hoy día las podemos encontrar así, cubiertas de agua de lluvia y ricas en vida vegetal y animal. Los nenúfares son uno de sus mayores atractivos.



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En memoria del mineral a lo largo del recorrido podemos encontrar esculturas tan curiosas como esta que se entremezclan con el ganado que libremente pasta por estos montes.




Gracias a la existencia de este mineral en los montes de Triano y la importancia industrial que tuvo la explotación del hierro en los siglos pasados, Bilbao vivió una gran expansión económica que supuso una transformación brutal del paisaje natural y también social, no solo de la villa sino también de todo el País Vasco.



Si os acercáis hasta aquí podréis conocer toda su historia en el Museo de la Minería, nos encontramos antiguas reliquias de este pasado industrial que tan profundamente marco estas tierras y a sus gentes.

http://www.museominero.net/


Aunque la explotación de este mineral vivió su período de máximo esplendor en este lugar entre la última década del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, en las ferrerías salpicadas por todo el País Vasco se ha forjado y extraído artesanalmente este mineral durante siglos.

La intensa explotación industrial en la zona, que llevo a la ruina a gran parte de la ferrerías artesanales, agotó las vetas de hierro de los montes. Ocurrió a mediados de éste último siglo y durante las décadas de los 60 y los 70. El último que echó el cierre fue el Pozo de Bodovalle, en Gallarta, en 1993, lugar cercano a donde nos encontramos.









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