martes, 14 de mayo de 2013

Agroviajer@s os trae esta vez otra flor de la primavera, el narciso. Una flor que sorprende al agroviajero que decide adentrarse en los bosques atlánticos. Su belleza deslumbra a todo aquel que se tope con ella, no en vano esta flor toma el nombre de la leyenda de Narciso. El hermoso joven que fue atrapado por su propia belleza reflejada en el agua.

 
 
Fotos: Iker J. Eraso
Texto: Agroviajeros.com 
Cuenta la leyenda que un joven llamado Narciso, de belleza extraordinaria al verse reflejado en la superficie de un río, quedó enamorado de su propia imagen y murió ahogado tras lanzarse a las aguas. En ese mismo lugar, creció esta flor, con varios pétalos planos y la corola en forma de campana, que recibió su nombre.



Las flores pueden ser blancas o amarillas, pueden salir en grupo o solitarias,  nosotros las encontramos de todas las formas. Alegran la vista del viajero que se adentra en los bosques atlánticos.

 
Nos las topamos entre arboles y también a la orilla de los ríos. Aunque generalmente soporta bien temperaturas bajas, lo más adecuado es que estén en zonas de clima suave. Y en suelos húmedos, fértiles y con buen drenaje.


Sí os encontráis estas flores a vuestro paso, no os hagáis con muchas, ya que al contrario de los tulipanes y jacintos, los narcisos deben dejarse en su lugar de plantación, de esta manera al año siguiente tendrán una floración mas bonita, en pocos años, donde al principio había pocos ejemplares, nos encontraremos con muchos.


Un consejo: Si cortas una o dos flores de narciso para ponerlas en un jarrón, no las mezcle con otras especies, los tallos de éstas emiten una sustancia que acorta la vida de las otras flores.



 
 
 
 

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